Diálogos cósmicos, mitológicos, humanos, demasiado humanos

 


Si aceptamos las teorías del lingüista ruso Yuri Lotman, una semiósfera es un mundo de signos dentro del cual los seres humanos interactúan entre sí y conviven. Funciona como un espacio de contención y comunicación ante la anarquía y la violencia externa de lo que designamos “lo otro”, un “otro” que puede ser humano o natural. Los códigos que usamos allí con más frecuencia, los del lenguaje (o los de su arte mayor, la literatura), son una parte muy limitada de esa semiósfera ya que todo lo que no se expresa con una lengua puede ser extralingüístico, pero nunca extra semiótico.

Lo que los seres humanos generan como cultura se ubica, según Lotman, en una realidad semiótica, en un sistema de símbolos, ideas, mitos o saberes diversos, cada uno de los cuales posee sus signos específicos.

En este sentido Astrología y literatura. Diálogos cósmicos, el ensayo de Claudia Aboaf, trabaja sobre dos saberes específicos que son casi siempre ingobernables, pero tienen códigos legibles para la gran mayoría de los lectores. El propio libro, señala la autora, “une materiales fuera de control” humano.

Diríamos que esa conjunción astrológica-literaria se da, más bien, a partir de una visión más biográfica que artística de cuatro personajes: Jorge Luis Borges en paralelo con Xul Solar y Alejandra Pizarnik en sintonía inarmónica con Silvia Ocampo. Es cierto que en esos dos enlaces el ensayo se zambulle en los textos literarios, donde se buscan coincidencias biográficas y astrológicas, aunque si atendemos bien a la ciencia que ejecuta con maestría Aboaf, la astrología no pasa de ser, dice, “una serie de metáforas que hemos ido haciendo para traducir la relación íntima entre las estrellas y lo que ocurre en la tierra”.

Es decir, un código lingüístico cercano a lo mitológico.

En este ensayo experimental (y extraordinario, me permito agregar), hay una práctica en la que los mitos griegos y el Zodíaco son parte de un mismo saber esotérico y de una precisión matemática. En efecto, el libro pretende articular “lo natural, lo racional y lo espiritual como representación de un proceso de pensamiento”. Un sistema de signos diferente que comunica a quienes se adentran en el misterio y amplía su propia frontera.

A quienes conocen de astrología por las predicciones artificiosas de las contraportadas de los diarios, podemos adelantarles que no hallarán en este libro profecías según el signo de los protagonistas, sino una lectura de las potencialidades de cada personaje. Potencialidades que no siempre se cumplen. Lo que está claro en el libro publicado por Lumen es que Aboaf modela una astrología que recicla todo lo descartado por la academia y por la crítica banal que comenta después de leer apenas la contratapa de los libros.

Uno de los hallazgos más notables de Astrología y literatura. Diálogos cósmicos es, en nuestra opinión, un “descubrimiento” que vincula el saber esotérico y los géneros literarios. Las formas breves de la literatura son una manera de regular las energías acotadas de algunos signos. Quizá por eso Borges (arquetipo de Virgo) concentraba sentido en cada frase de sus “formas breves” y una política de la modestia, relacionada con su progresiva ceguera, suponemos.

Para quienes no se interesen por el mundo de la astrología, el libro puede ser arduo, pero existe un atajo: concentrarse en las biografías paralelas y disfrutar los momentos más “freak” de Xul y Giorgie o los más apasionados entre Alejandra y Silvina, a la manera de los “gossip magazine”.

Ciencia ficción y fantasía

Hay un párrafo, cerca del final del ensayo, que puede darnos alguna pista de su propia construcción. Escribe la autora: “En la novela de ciencia ficción La rueda celeste, de Ursula K Le Guin, el protagonista tiene sueños efectivos. Ingresa a su estado onírico información atemporal que cambia el mundo real. Ya despierto conviven en él memorias paralelas, y lo desconocido constituido genera mundos divergente múltiples”. 

Como dice Alan Pauls desde la contratapa del libro, la astrología y la literatura son dos mundos que “siempre se desearon como locos”. Tal vez Aboaf haya trazado este vínculo de deseo a partir de la convivencia de un estado mitológico, uno onírico y uno biográfico.

La astrología, se nos indica, concentra símbolos activos para tranquilizar la emoción, pero también puede serenar, si el lector se concentra, las pesadillas de la ciencia ficción. Astrología y literatura. Diálogos cósmicos es un libro particular, new weird en muchos sentidos, un libro alocado que nos permite citar al gran Johann Wolfgang von Goethe:

“La locura,  a veces, no es otra cosa que la razón presentada bajo diferente forma”.